viernes, 27 de mayo de 2011

CINCO DÍAS DE OCTUBRE

Portada de la novela
Las vicisitudes de Miquel Mascarel, el inspector republicano ideado por Jordi Sierra i Fabra, parece que han llegado a su fin en Cinco días de octubre, la última novela de la trilogía compuesta por Cuatro días de enero y Siete días de julio.

En la segunda novela habíamos dejado a nuestro héroe en la España de la posguerra viviendo junto con Patro, la chica de 29 años que conoció durante la investigación del caso anterior, cuando ésta se prostituía por necesidad. Forman una extraña pareja, les separan muchos años pero son felices y están enamorados. 

La última entrega vuelve a retomar a los mismos protagonistas en octubre de 1948. Un día acude a su casa el señor Benigno Sáez de Heredia, un poderoso industrial y hombre del Régimen, cuya presencia les causa una gran ansiedad a los dos: Patro le había conocido como cliente y Miguel conoce su poder dentro del Régimen. Sáez de Heredia le pide que busque el lugar donde se enterró a su sobrino Pau, un joven anarquista muerto hace doce meses, a cambio de un suculento pago.

Miquel comienza a investigar y sigue las pocas pistas que tiene. Finalmente descubrirá que lo que le contó Benigno Sáez tiene poco que ver con la realidad. Al descubrir la verdad, Mascarell se da cuenta de que sabe demasiado y que su cliente no podrá dejarle marchar cuando cierre el caso…
 
Una excelente novela para trasladarnos a una época dominada por el miedo y el hambre en la Barcelona de los años cuarenta.