1. Imprimirle millares de huellas digitales.
2. Forrarlo de papel manila morado.
3. Sacarlo del agua y todavía leerlo.
4. Ocultar fotos viejas entre sus páginas.
5. Abrirlo en una página al azar.
6. Quitarle con lujuria la envoltura de plástico.
7. Llevárselo a una isla desierta.
8. Usar algún separador coqueto.
9. Saber a simple vista si ha sido leído.
10. Promoverlo quemando la primera edición en una plaza pública.
11. Darse el gustazo de comprarlo en pasta dura.
12. Preservar los ahorros a salvo de los ojos de los palurdos.
13. Enviarlo por correo con una carta perfumada dentro.
14. Hacer de su portada seña de identidad.
15. Apilarlo con otros: escultura fugaz.
16. Ensalivar sus hojas, hasta que se deshoje.
17. Guardarlo en una caja, ya deshojado.
18. Pagarse el lujo de reencuadernarlo.
19. Arrancarle algún prólogo infumable.
20. Fumárselo.
21. Leerlo cuasientreabierto, para no maltratarlo.
22. Imprimirle la huella de un beso en la última página.
23. Ahorrar mediante la edición de bolsillo.
24. Camuflarlo bajo la cubierta de un catecismo.
25. Toparse con un cheque sin cobrar dentro de la solapa.
26. Cambalacharlo en una librería de viejo.
27. Despatarrarlo un poco, de los puros nervios.
28. Lanzarlo en llamas a la casa del autor.
29. Envenenar sus hojas con pétalos cautivos.
30. Leerlo durante un baño de burbujas.
31. Olisquear el perfume de su última lectora.
32. Echarlo por la ventana y correr a rescatarlo.
33. Masajear las encías de un cachorro bibliófago.
34. Olvidarlo en un tren y comprarlo otra vez, sin mayor drama.
35. Aplastar a un mosquito impertinente.
36. Inspirar más incisos de esta lista de atavismos.