En La ladrona de libros de Markus Zusak la muerte nos narra la historia de Leisel Meninger desde que recogió el alma de su hermano pequeño del tren que los llevaba a su nuevo hogar adoptivo. Nuestra protagonista no sabía leer, aún no se había convertido en una ladrona de libros, pero pronto descubrirá que lo único que podía aliviar su existencia eran los libros. Una historia apasionante y sobrecogedora sobre el inmenso poder de los libros para alimentar el alma humana que os recomendamos vivamente.
“Poco a poco, la estancia empezó a encogerse hasta que la ladrona de libros pudo tocar las estanterías, a unos pocos pasos de ella. Pasó la palma de la mano por la primera, atenta al rumor de las yemas de los dedos deslizándose sobre la columna vertebral de los libros. Sonaba como un instrumento o como las notas de unos pies a la carrera. utilizó ambas manos. Recorrieron una estantería trás otra. Y rió. La voz resonó en su garganta, y cuando al fin se detuvo en medio de la habitación, pasó varios minutos dirigiendo la mirada de las estanterías a sus dedos y de estos a las estanterías.
¿Cuántos libros había tocado?
¿Cuántos había sentido?
Se acercó y repitió, esta vez mucho mas despacio, con la palma de la mano extendida para notar el pequeño obstáculo que suponía cada libro. Era mágico, era hermoso, era como si todo estuviera iluminado por deslumbrantes rayos de luz reflejados por la lámpara de araña. Se vio tentada a sacar algún libro de su lugar, pero no se atrevió a molestarlos. Eran demasiado perfectos.” (pp.137-138. Círculo de lectores)
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