Hoy, Día mundial del Medioambiente, también se celebra el 113 aniversario del nacimiento de Federico García Lorca que desde 1976 se conmemora con el lema de "El 5 a las cinco".
Este año el acto central, la lectura de poemas del Diván del Tamarit, se iniciará con el tañido de las campanas del Centro de Estudios Lorquianos en Fuentevaqueros, que unirá de forma simbólica (a través de viodeoconferencia) el pueblo natal, concretamente el Teatro Federico García Lorca, con los otros cuatro espacios que marcaron su vida y su obra: Madrid (La Residencia de Estudiantes), Nueva York - La Universidad de Columbia, donde el poeta estuvo alojado en su estancia americana-, La Habana -La unión de Escritores y Artistas- y Buenos Aires -El Hotel Castelar-.
Tenéis la posibilidad de CONECTARSE EN DIRECTO PULSANDO en este enlace.
Este acto se completará con la entrega de la Insignia Pozo de Oro al hispanista y escritor francés Claude Couffon como reconocimiento a su labor de investigador sobre la figura y la obra de Lorca.
Asimismo, la jornada se completará con la inauguración de "Lorca. La clave está en Cuba" en la Sala Granero de la Casa Natal, exposición en la que participan el Patronato Cultural Federico García Lorca, Javier Viana y Bum Creaciones. Se trata de una invitación para profundizar en esta etapa vital del escritor en su paso por Cuba, especialmente la ciudad de Santiago.
Y como colofón a esta entrada os dejamos un texto en el que Federico, tan amante de su vega, nos describe un amanecer de verano:
GRANADA
I. Amanecer de verano
Los montes lejanos surgen con ondulaciones suaves de reptil. Las transparencias infinitamente cristalinas lo muestran todo en su mate esplendor. Las umbrías tienen noche en sus marañas y la ciudad va despojándose de sus velos perezosamente, dejando ver sus cúpulas y sus torres antiguas iluminadas por una luz suavemente dorada.
Las casas asoman sus caras de ojos vacíos entre el verdor, y las hierbas, y las amapolas y los pámpanos, danzan graciosos al son de la brisa solar.
Las sombras se van levantando y esfumando lánguidas, mientras en los aires hay un chirriar de ocarinas y flautas de caña por los pájaros.
En las distancias hay indecisiones de bruma y heliotropos de alamedas, y a veces entre la frescura matinal se oye un balar lejano en clave de fa.
Por el valle del Dauro, ungido de azul y de verde oscuro vuelan palomas campesinas, muy blancas y negras, para pararse sobre los álamos, o sobre macizos de flores amarillas.
Aún están dormidas las campanas graves, sólo algún esquilín albayzinero revolotea ingenuo junto a un ciprés.
Los juncos, las cañas, y las yedras olorosas, están inclinadas hacia el agua para besar al sol cuando se mire en ella...
El sol aparece casi sin brillo..., y en ese momento las sombras se levantan y se van..., la ciudad se tiñe de púrpura pálida, los montes se convierten en oro macizo, y los árboles adquieren brillos de apoteosis italiana.
Y todas las suavidades y palideces de azules indecisos se cambian en luminosidades espléndidas, y las torres antiguas de la Alhambra son luceros de luz roja..., las casas hieren con su blancura y las umbrías tornáronse verdes brillantísimos.
El sol de Andalucía comienza a cantar su canción de fuego que todas las cosas oyen con temor.
La luz es tan maravillosa y única que los pájaros al cruzar el aire son de metales raros, iris macizos, y ópalos rosa...
Los humos de la ciudad empiezan a salir cubriéndola de un incendio pesado..., el sol brilla y el cielo, antes puro y fresco, se vuelve blanco sucio. Un molino empieza su durmiente serenata... Algún gallo canta recordando al amanecer arrebolado, y las chicharras locas de la vega templan sus violines para emborracharse al mediodía.
Fuentes: Canalsur.es y
Patronato García Lorca